Historia

CAMPOFRÍO (Huelva) se sitúa a caballo entre espacios muy diferentes: la Sierra, con alturas de más de 700 m., y el Andévalo, comarca caracterizada por una topografía y morfología de formas romas y suaves. Esta transicionalidad a la que aludimos sobrepasa el ámbito de lo natural, ampliándose a aspectos sociales, culturales, económicos e históricos, y es que Campofrío tiene corazón serrano y alma minera.



Orígenes de Campofrío

Los orígenes del municipio de Campofrío están relacionados con un territorio de más de 5.000 años de historia y el desarrollo de una importante actividad minera. Los restos arqueológicos más abundantes son de época romana.

El arqueólogo Pérez Macías relaciona los vestigios encontrados con antiguas vías romanas que unían las Minas de Río Tinto con Arucci: «desde las Minas de Río Tinto corría hacia el norte en dirección a Aracena, atravesando el Odiel a la altura de Campofrío, y los yacimientos mineros romanos de plomo de la Sierra de Aracena».

En torno a esta vía o calzada, que presumiblemente unía Itucci o Tejada la Nueva, Urium o Minas de Río Tinto y Arucci o Aroche, se han localizado importantes yacimientos, entre los que destaca la necrópolis del Risco del Tesoro, por el hallazgo de un epitafio romano. Otros testimonios importantes, como cerámicas, ruinas de edificios y sepulturas, se localizan en «El Guerro», la «Cañita Rosa», el «Majuelo», «Valdelahiguera» y el «Puente Romano del Odiel».

Durante el dominio musulmán, los desiginios del territorio de Campofrío quedaron ligados a Niebla y Alájar, y en la Baja Edad Media la zona fue anexionada a los musulmanes, por Alfonso X el Sabio a mediados del siglo XIII Las primeras citas históricas de este pueblo se remontan a 1401 y 1403, como aldea perteneciente a la villa de Aracena.



Origen del topónimo ‘Campofrío’

El término toponímico parece tener su origen en las primeras ocupaciones por parte de los nuevos conquistadores castellanos. Con el término de Campofrío probablemente se aluda a la situación poco protegida de los rigores del clima, por ser una zona «umbrosa» (Gordon, M., y Ruhstaller, S., 1992; 438).

Los más antiguos manuscritos existentes en la villa datan de mediados del siglo XVI y corresponden al archivo eclesiástico siástico. En el se reconoce la existencia en la aldea de 18 pequeños asentamientos, de los que hoy tan sólo quedan dos. Estos fueron: Casa de Arriba, Calvario, El Puerto, Los Ramos, Del Camino, De Los Duques, El Toril, La Melosa, El Olmo, El Cabezo, El Acebuchal, La Copa, El Moral, Las Mojedas, La Ladera, Ventas de Abajo, Ventas de Arriba y La Majada (Núñez, J., 1937). Ello nos da una idea de la gran dispersión de su poblamiento durante esta época.

Hacia 1659 pasó, junto con Aracena, a la Casa Condal de Altamira, fruto de la venta realizada por el monarca Feipe IV para hacer frente a los numerosos gastos de la Corona.

Pronto el Cabildo de Aracena, haciendo valer los derechos chos adquiridos por decreto de la realeza, entra en continuos litigios con grupos de aldeanos de Campofrío, a consecuencia cuencia del fallido intento de este Cabildo de hacerse con el arrendamiento de los pastos y la montanera de la Dehesa de Valdehigueras, al parecer de exclusivo uso y pertenencia como terreno comunal de los vecinos de Campofrío y La Granada (Núñez, J., 1937). El litigio continuó y hubo de ser llevado ante Audiencia de Sevilla para su resolución. Esta, analizados los hechos, falló en favor de Campofrío en 1749. Pero el hecho no quedó ahí, y las represalias por parte del Cabildo de Aracena no se dejaron esperar, aumentándose el número de tributos y obligaciones, además de someter a los habitantes a continuas vejaciones, que incluso llegaron a la prohibición de comprar vino que no fuera de Aracena.

Todas estas actuaciones desembocaron, a la postre, en la elevación de la aldea a la categoría de villazgo a través de la expedición de un real privilegio del monarca Fernando Vl, con fecha del 5 de abril de 1753. Esto supuso el compromiso so de pago de 787.500 maravedíes, a sufragar en distintos plazos. En todo este contencioso, don Pedro López, personana influyente y prior del Colegio de San Basilio Magno de Sevilla, jugó un papel decisivo a favor de la aldea, guiando en todo momento los pasos de los aldeanos en la consecución de la categoría de villa.

De vital importancia en la vida económica del municipio resultaba el papel desempeñado por las cofradías, en especial cial la de Santiago Apóstol. Esta cofradía, aunque arraigada y constituida en Campofrío, según se desprende del libro de actas, contaba con feligreses y seguidores de toda la comarca llegando a tener un importante poder político y económico, sobre todo en la segunda mitad del siglo XVIII . Sus importantes donaciones, sus mandas testamentarias y las aportaciones de sus seguidores le hicieron poseer un patri- monio importante y una economía muy saneada.

A partir de la segunda mitad del siglo xix su devenir histórico queda ligado a la minería de la cuenca de Río Tinto, al ser partícipe directo de la vida social, política y económica de la nueva transformación que sufriría la comarca tras la venta de las minas a la compañía inglesa.

Sus dehesas, su paisaje, su campesinado, su pobre agricultura, su sistema de propiedad y sus medios de vida van a quedar a partir de 1873 tremendamente determinados por el inicio de la activi- dad minera. Esta dependencia de la mina continúa en la actualidad, aunque decrece por la propia crisis estructural de este sector y el afianzamiento de olvidadas prácticas agroforestales.

Asentada en una de las zonas más llanas del término, la estructura urbana de Campofrío evidencia un ejemplo de núcleo serrano compacto que ha ido creciendo en torno a la zona central, formada por la iglesia parroquial y la plaza, hacia la que convergen las principales calles. Por la orografía de la zona, el municipio ha tenido que crecer hacia el Sur, buscando las vías de comunicación de las Ventas, que se ha convertido en uno de los ejes más importantes del pueblo.

Entre sus principales vestigios arquitectónicos, tenemos la Iglesia de San Miguel Arcángel, de los siglos XV-XVI, completamente rehabilitada, con estilo tardobarroco a finales del siglo XVIII, y la Plaza de Toros construída entre 1716 y 1718 y que pasa por ser el más antiguo coso taurino de España.