Economía y población

Tradicionalmente, la vida económica de Campofrío desde sus orígenes ha estado vinculada a la Sierra y a la Mina, adoptando un modus vivendi acorde con las fluctuaciones económicas y haciendo compatible las actividades mineras y agrarias.

Campofrío cuenta con más de 2.000 has. de encinar, que, en estado puro o combinadas con alcornoque, representan uno de los aprovechamientos agropastoriles más ancestrales. La leña, en calidad de combustible y usada a finales del siglo pasado para tostar el mineral, supuso una importante fuente de ingresos, a la vez que un esquilmo natural del encinar de la villa, por la sobreexplotación a la que fue sometido. Actualmente, la práctica del carboneo tradicional ha quedado en desuso.

El fruto de sus dehesas de encinares, complementado con las bellotas de alcornoques y quejigos, algo más tardía, alimentan las piaras de cerdos retintos e ibéricos, criadas en régimen de montanera.

Sin embargo, la ganadería ha sido un sector en crisis por la proliferación de la peste porcina africana y por las con- tinuas becerías en las cosechas de bellota provocadas por sequías y heladas. Hoy este sector parece haber encontrado una cierta estabilización tras el fin de la peste porcina africana y la apertura de nuevos mercados para los derivados del cerdo ibérico, trás la conseguida denominación de origen «Jamón de Huelva».

La extensa cabaña caprina, de cerca de 2.000 cabezas, se benefician de pobres pastos. Su adaptabilidad y fortaleza para las intrincadas laderas de la orografía de Campofrío, junto con sus escasas exigencias y su manejabilidad, le convierten en el ganado ideal para estos parajes. Este tipo de ganado ayuda al manejo de la dehesa evitando con su ramoneo el rápido crecimiento de matorral.

La explotación del alcornocal en lo que se refiere a la bellota, su leña y, sobre todo, su corcho supone, en palabras de Domingo Avila, «una cartilla de ahorro» para el pequeño propietario, que cada nueve años acude a su beneficio. En la actualidad no queda en Campofrío ninguna forma de comercialización o almacenamiento del corcho.

Otros aprovechamientos forestales mucho más recientes son los cultivos del pino y del eucalipto, cuya instalación en el término municipal de Campofrío está directamente ligada a la compra de terrenos por parte de las empresas Unión Explosivos Riotinto y la Empresa Nacional de Celulosa. Las especies de pinos más favorecidas por estos cultivos han sido el Pinus pinaster y el Pinus pinea. Este último está plenamente integrado en el entorno paisajístico de la zona, llegando a formar una importante masa boscosa, como es la zona del Pantano de Campofrío.

Tan sólo 119 hectáreas, un 2,5 por 100 de la superficie total, pueden considerarse tierras de labor, la mayor parte de las mismas en régimen de secano. Se trata de pequeños y tradicionales cercados muy repartidos entre la mayoría de las familias. Estos cercados se localizan en las vallonadas que rodean el pueblo y las aldeas, sobre todo a lo largo de la carretera que une las Ventas y Campofrío. En ellos se concentran la pequeña y marginal pro- ducción cerealística, hortofrutícola y de forrajes que se destinan al autoconsumo y a la alimentación del ganado estabulado.

En otros tiempos el olivar llegó a tener cierta importancia, pero hoy no supera algunas hectáreas. La falta de una almazara en el pueblo y los bajos rendimientos obtenidos han hecho que los antiguos olivares estén abandonados y convertidos en acebuchares únicamente aprovechados por rebaños de ovejas y cabras.

La propiedad de la tierra se encuentra muy desigualmente repartida: un 68 por 100 de los propietarios sólo disponen de un 4,6 por 100 de la superficie catastrada; sin embargo, un 1,7 por 100 de los propietarios tienen consigo un 50,8 por 100. Entre las principales propiedades destaca Río Tinto Minera, con algo más de 800 hectáreas.

La industria, aunque sin representación en el pueblo, tiene un cierto número de empleados en el sector minero en la vecina localidad de Minas de Riotinto. Los planes de regu- lación, las bajas incentivadas y las últimas reestructuracio- nes de plantilla han reducido de forma considerable lo que hace dos décadas llegó a suponer el 57 por 100 de la población activa empleada. Antaño, la industria agroalimentaria estuvo representada por un importante matadero, que dejó de funcionar, restringiéndose ahora este sector a las matanzas tradicionales.

El sector servicios cubre la pequeña demanda generada en el pueblo en cuanto a comercios, servicio público y asistenciales. Se trata de pequeños comercios minoristas e productos básicos. Para suplir la demanda de productos especializados son habituales los desplazamientos hacia las localidades vecinas de Minas de Riotinto y Nerva.

Históricamente, Campofrío ha tenido un poblamiento muy disperso. En el siglo XVII llegó a integrar a 18 núcleos de población, que quedan reducidos a 13 a mediados del siglo XVIII, para terminar concentrada la población en la actualidad en sólo dos asentamientos: Campofrío, como núcleo principal, y la aldea de Ventas de Arriba, a unos cuatro kiiómetros del primero.

Campofrío nunca superó los 1.000 habitantes durante el siglo XVIII. En 1847 Madoz recoge una población de 825 almas, número que fue incrementándose lentamente hasta alcanzar un máximo histórico de 1.679 habitantes en 1910. Muy pronto la emigración incide en un descenso demográ- fico de Campofrío, más lento en los primeros decenios y algo más intenso a partir de la década de los sesenta. Desde la década de los 80 la población se mantiene estacionaria, con casi 900 habitantes. Su dinamismo demográfico se caracteriza por una bajísima tasa de natalidad. Estas fluctuaciones poblacionales, desde finales del siglo XIX, están en clara consonancia con el devenir económico de la cuenca minera y de su empresa matriz, Río Tinto Minera.

La población activa de Campofrío es de 270 individuos, un 29,7 por 100 de la población total. Dentro de la población declarada como activa destaca el sector servicios, con un 31,2 por 100, seguido de la extracción minera, con un 25,4 por 100, y las actividades agroforestales, con un 25,4 por 100.

El paro se convierte en una importante lacra social, pues en 1994 unas 188 personas estaban censadas en el INEM como población desempleada. El sector más demandado por los parados es el de servicios y el secundario. Campofrío es, junto con La Granada de Riotinto, el municipio con la tasa de desempleo más elevada de la comarca, siendo el colectivo más afectado el comprendido entre los 24 y los 44 años. Cada vez son más numerosas las personas que en realidad trabajan en labores temporales que presta el aprovechamiento forestal y la administración local, fruto de subvenciones concertadas y planes de empleo. De alguna manera, en pocos años, la población ocupada ha dejado de ser menos minera y más de servicio.

La situación socioprofesional está marcada por el pre- dominio de los trabajadores eventuales en un 52 por 100, el doble de la representación de los trabajadores fijos. Por su parte, el censo de 1991 recoge sólo la presencia de dos empresarios que emplean, por otros 37 que son autogestionarios. Además, buena parte del colectivo laboral, un 37 por 100, trabaja fuera del municipio, principalmente hacia los centros mineros cercanos.

En cuanto al nivel de estudios, Campofrío cuenta con una población bastante instruida, con un índice de analfa- betismo, el 3,3 por 100, de los más bajos de la provincia. No obstante, los considerados como «sin estudios», un 41 por 100, superan ya las medias provinciales y mantiene unos niveles de estudios medios y superiores algo por debajo de los que alcanza el conjunto provincial.

Como equipamiento educativo, posee un colegio de enseñanza obligatoria, mientras que aquellos que han superado el primer ciclo de enseñanza han de desplazarse a los municipios de Riotinto o Nerva para continuar sus estudios de Bachillerato o Formación Profesional.